La Fénix de América es una imponente escultura en bronce que da la bienvenida a quienes arriban a la zona céntrica de El Peñol y que fue elaborada en conmemoración de los primeros 30 años de su nueva cabecera urbana, celebrados en 2008.
Una figura alada, con facciones femeninas, que sale de las aguas de manera alegre y emprende una gran vuelo hacia el norte, simboliza a la comunidad heroica y valiente que no dejó morir el legado del municipio ante el proyecto hidroeléctrico del río Nare.
El hecho que representó la inundación del municipio y que amenazó con su completa desaparición, y del cual los peñolenses lograron reponerse desde la resistencia social, asemeja a la localidad al resurgimiento de las cenizas del ave mitológica de los egipcios. Así, El Peñol renace de entre los escombros y del agua, y por eso su apelativo de la Fénix de América, o Fénix de Oriente, como se le conoce.
La obra, sostenida por una columna de nueve metros de alto, fue realizada por el maestro Mario Hernández.
Otros de los parques que hacen memoria de la historia peñolense es el del fundador. En él se exhibe la escultura en bronce de Fray Miguel de Castro y Rivadeneira, misionero español a quien la historia reconoce como el fundador del Resguardo Indígena de San Antonio del Remolino de El Peñol.