San Antonio de Pereira es un tradicional sector del municipio de Rionegro, que se ha erigido como un destino obligado en la ya famosa ruta turística de la Vuelta a Oriente, tanto por su belleza arquitectónica como por sus diferentes espacios para el esparcimiento nocturno y, tal vez, el motivo más relevante: su suculenta y variada oferta gastronómica.
Su historia se remonta al año 1.700 cuando los habitantes del lugar eran indígenas Tahamíes y Quiramas, que acostumbraban intercambiar sus productos con los Catíos, ubicados en el Valle del Aburrá. En 1984 fue declarado Patrimonio Histórico del municipio de Rionegro como homenaje a su placita empedrada, rodeada de casas que conservan un diseño provincial con piso en barro, colores intensos y portones, ventanas y barandas en madera.
En su arquitectura resalta también su parroquia colonial, consagrada a San Antonio y restaurada para conservar el estilo original de su construcción que data del año 1722.
Sin embargo, el gran reconocimiento turístico nacional se lo ha dado su gastronomía, razón por la cual es posible encontrar su plaza llena de quioscos y carpas, así como diversos establecimientos alrededor, especializados en la comida criolla (chicharrón, chorizo, chunchullo, arepas y chuzos), las empanadas y los famosos postres, estos dos últimos de obligado deguste para el visitante.
Las empanadas es posible encontrarlas en todos los sabores y tamaños, y su representatividad es tal que desde hace más de una década se celebra las tradicionales Fiestas de la Empanada en las que durante tres días solo se habla de este producto: la más rica, la de diferente forma, la de mayor tamaño.. entre otras categorías.
Los postres, también de gran fama en San Antonio, es posible encontrarlos en diferentes sabores y preparaciones, por lo que no hay turista que se vaya de este lugar sin haber dado el gusto al paladar de probar alguno de ellos.
Foto: Ermes Acevedo Menéses.
