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Los maravillosos paisajes que enmarcan los cañones de los ríos Melcocho y Santo Domingo, su riqueza natural, su biodiversidad, verdes montañas y cristalinas aguas, motivaron en los últimos tiempos el aumento de visitantes de diferentes partes del país y del mundo.

En un fin de semana, y de acuerdo con la comunidad, esta reserva natural llegó a tener la visita de 7.000 mil personas, lo cual, además de hacer más conocido el lugar y descubrir sus invaluables riquezas naturales, fue trayendo consigo también unos impactos negativos no solo para la biodiversidad sino también para la cultura de la zona.

 “Desde hace varios años veníamos pensando en cómo solucionar el tema del turismo desordenado y sus efectos, pero fue en la pandemia que vinimos a despertar y darnos cuenta de que esas visitas estaban poniendo en riesgo nuestro patrimonio y costumbres, sumado a la cantidad de residuos que estaban dejando, el desplazamiento de los animales como consecuencia del ruido, la contaminación y los recursos no estaban quedando en manos de los nativos, sino de empresas externas”, comenta Edison Blandón, líder comunitario y habitante de la vereda El Roblal.

Fue entonces cuando decidieron aterrizar la idea y establecer una línea de atención para las reservas de todo aquel que quisiera ingresar al área protegida, no sin antes organizar la prestación del servicio de turismo en lo relacionado con hospedaje, transporte, alimentación y guianza, gracias a una serie de capacitaciones que Cornare les brindó sobre ecoturismo.

Y fue en el marco de esta estrategia que iniciaron un proceso vinculante con la Corporación Ambiental para implementar el Centro de Atención, Información y Cultura Ambiental, Caica, como una iniciativa comunitaria para cuidar los recursos y potenciar el turismo de naturaleza, donde sus habitantes ahora cuidan su territorio de una manera más consciente.

“En un fin de semana llegábamos a tener la visita de 7.000 personas, lo que hacía que las vías veredales colapsaran y nuestros nativos, en sus caminos de herradura, quedaban bloqueados, generando conflictos entre visitantes y campesinos. Actualmente las personas que reservan e ingresan son entre 500 y 700 con lo que se redujo la presión a estos dos hermosos ríos”, explica Edison.

Atrás quedó ese turismo desbordado que estaba empezando a dañar los recursos naturales de esta zona y se dio paso a una estrategia de empoderamiento comunitario en la que los mismos habitantes realizan la regulación de ingreso y prestan los servicios con enfoque de sostenibilidad, buscando poco a poco construir un ecoturismo más responsable.

Al frente de la regulación para el acceso también está Anlly Patiño Orozco, otra líder comunitaria que se puso la camiseta y junto con otras mujeres de las veredas atienden el punto de regulación, ubicado en la vereda El Higuerón, del municipio de Cocorná. “El turista reserva y cuando llega es verificado en la lista al igual que sus acompañantes. Luego, debe indicar para cuál prestador de servicio se dirige y recibe las recomendaciones de seguridad y de cuidado del medio ambiente para hacer buen uso de los recursos”.

Los prestadores de servicio a los que se refiere son las 18 iniciativas turísticas de familias campesinas que prestan los servicios de hospedaje, alimentación, días de sol, guianza y recreación. “Antes de la implementación del Caica llegaba la gente sin control, ahora ha mejorado bastante la situación, porque todos deben reservar y nosotros como prestadores de servicio de turismo de naturaleza podemos documentar a todo el que ingrese”, dice Orlando de Jesús Soto Soto, propietario de Sendero Agroecoturístico Dulce Melcocho, ubicado en la vereda El Retiro.

Para Cornare el Caica es, en esencia, un espacio en el que confluyen la cultura ambiental entre los visitantes, las comunidades y los entes territoriales, pues todos aprenden de esta hermosa área protegida y construyen conocimiento. “El turismo desbordado para el que no estábamos preparados nos estaba quitando tiempo y hasta tradiciones y espacios de tertulia con nuestros vecinos. Ahora, más conscientes y organizados podemos decir que estamos retomando la senda y trabajando hacia un turismo más responsable”.

Así, quienes deseen visitar estos hermosos paisajes del Oriente, deben comunicarse al número del Caica 321 326 03 33 para reservar su cita y descubrir con sostenibilidad y responsabilidad este paraíso de belleza inexplicable.

Foto: Aventura Cocorná.


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