Según cuentan sus historiadores, del municipio de Marinilla no es posible hablar de una fecha de fundación sino más bien de un proceso de poblamiento que inició en 1.664 con el franciscano Fray Miguel de Castro y Rivadeneira.

Desde entonces, esta localidad del Oriente fue poblada por hombres y mujeres que marcaron huella en el desarrollo del territorio y protagonistas de la historia nacional y regional. Precisamente a Marinilla se le conoce como Ciudad Madre de donde se desprendieron municipios como El Santuario, El Peñol, El Carmen de Viboral, San Carlos, Guatapé, Granada, Puerto Triunfo, San Rafael, San Francisco y Cocorná. Unidad que la historia denomina como el Cantón de Marinilla.

De este municipio la historia recuerda también la valentía y lucha aguerrida de sus ciudadanos durante la gesta libertadora de Colombia y Antioquia, al ser una de las primeras poblaciones en ofrecer soldados para la cruzada emancipadora. Hecho que le ha merecido la distinción como La Esparta Colombiana.

Pero si hay algo que aún hoy permanece tangible en el devenir marinillo es su trabajo en torno de fabricación de las guitarras, arte de luthiers que además de darle el remoquete de Ciudad con Alma Musical, le ha brindado un reconocimiento nacional por la calidad de estos instrumentos de cuerda que se fabrican allí desde los años de 1860, caracterizados por gran detalle en la confección y calidad sonora, por lo cual son  los preferidos por los grupos de música de cuerda más representativos del país.

Por otro lado, dentro de los aspectos religiosos relevantes para Marinilla, se destaca que este municipio cuenta también con una de las dos únicas reliquias de primer grado del Santo Juan Pablo ll, las cuales destinaron para toda Latinoamérica en la capilla que lleva su mismo nombre.

Finalmente, el carisma y la hospitalidad de su gente garantizan una excelente y completa experiencia; encontrando en un solo sitio una amplia oferta hotelera y gastronómica que convierte a este municipio en un lugar para no dejar de visitar. La Esparta Colombiana o Ciudad con Alma Musical, como se le conoce a Marinilla, invita a vivir y a disfrutar el patrimonio cultural y toda una oferta artística que guarda en su riqueza inmaterial.